Uno de los aspectos más desafiantes del cultivo de cannabis es prevenir, detectar y controlar las infestaciones de insectos dañinos o las enfermedades causadas por hongos. No hay cultivador que se precie que no haya sufrido en sus carnes una plaga de la marihuana, por lo que la prevención es fundamental para evitar que estos molestos invitados se establezcan en tu cultivo. A continuación te explicamos como lidiar con estos enemigos voraces, que además son muchos y muy variados.
Existen docenas de plagas de la marihuana, que siendo de diversas formas y tamaños que pueden atacar al cannabis; y que requieren diferentes estrategias de prevención y tratamiento, gracias a que algunos de los organismos más comunes están bien investigados en otros cultivos comerciales. Tus plantas de marihuana están llenas de nutrientes y son un gran hábitat para estos intrusos, por lo que deberás estar preparado para combatirlos.
Como parásitos, las plagas de la marihuana o cannabis se benefician de su relación simbiótica a expensas de la planta huésped, normalmente dañando directamente la estructura de los tejidos o mediante la adquisición de sus recursos, como la preciada salvia. Por esta razón, las plagas de la marihuana a menudo se encuentran en todas las partes de la planta, ya sea en las ramas y las hojas (filosfera) o en el sistema de raíces (rizosfera).
Debido a la gran variedad de insectos hambrientos que ansían tu marihuana, es una buena práctica aprender a identificar la presencia de una plaga lo antes posible. Cada una de ellas presenta distintos síntomas y posibles soluciones.
Algunas plagas del cannabis son casi invisibles a simple vista, por lo que una lupa o un microscopio de bolsillo son muy útiles para identificar pequeños insectos, huevos y larvas. Saber a lo que te enfrentas te permite mantenerte a la vanguardia incluso cuando no ves a los enemigos, pero sabes que están ahí.
Las trampas o tiras adhesivas son tarjetas que puedes colocar en tu cuarto de cultivo para atraer (y capturar) muchas especies de insectos. Para algunos de ellos, no serán muy efectivas y solo unos pocos se pegarán, pero puede ser un buen ahorro de tiempo en cuestión de identificación.
Muchas veces, lo primero que se detectan son signos de la presencia de insectos, porque son demasiado pequeños o se esconden a simple vista. Siempre revisa las hojas por ambos lados y busca manchas blancas, oscuras, parches borrosos y cualquier cosa que no sea “normal”. La mayoría de estas plagas de la marihuana se alimentan de la propia planta, por lo que siempre dejan señales de esta alimentación: hojas mordidas, manchas decoloradas por los picotazos, hojas amarillas por la falta de savia…
También la mayoría de los insectos dejan detalles de su paso, cosas que no deberían estar allí, como excrementos, melazas, telarañas o pelusillas blancas donde protegen sus huevos. Hay que estar atento a cualquier síntoma que no sea habitual más allá del verdor intenso de las hojas y los tallos del cánnabis.
Aunque existe una lista enorme de insectos que pueden afectar al cannabis, solo un puñado en particular parecen causar más problemas a los cultivadores. Afortunadamente, incluso si la plaga que detectas no está en esta lista, muchos de los pasos que puedes tomar después de una infestación son similares. Aquí os mostramos los más habituales:
Araña roja: dañan la planta al chupar la savia de sus hojas, matando el cultivo rápidamente. Busca pequeños punteados blancos o amarillos en las hojas.
Orugas: pueden arruinar nuestra plantación en menos que canta un gallo, porque son muy rápidas comiendo, dejando agujeros irregulares de mordiscos.
Trips: un insecto tan diminuto como rápido, por lo que pueden ser difíciles de detectar. Atento a las hojas quebradizas y las marcas plateadas en su superficie.
Mosca blanca: otra vieja conocida de los cultivadores. Tienden a congregarse en la parte inferior de las hojas, por lo que las verás volar al sacudir las plantas.
Pulgón: los áfidos son muy rápidos para propagarse. Si observas hojas secas, melaza y colonias debajo de los tallos y las hojas, entonces tienes un problema.
Cochinilla: otro némesis de los cultivadores que se reproduce a un ritmo vertiginoso. Provocan fumagina, un hongo negro que cubre las hojas. Busca una pelusa blanca y las encontrarás.
Nematodos: incluyen 25.000 especies, la mitad de las cuales son parásitos dañinos para las plantas, mientras que la otra mitad son realmente beneficiosas.
Babosas y caracoles: no necesitan presentación y detectarlos es relativamente fácil, ya que dejan rastros brillantes de baba transparente.
Ácaros: son minúsculos y los síntomas típicos imitan el daño de los herbicidas, como hojas que se vuelven pequeñas, atrofiadas y, a veces, se enroscan hacia adentro.
Mosca minadora: ponen huevos en los tejidos de las hojas. Las larvas eclosionan dentro, alimentándose y creando túneles sinuosos distintivos de su paso.
Mosca del sustrato: Su larva vive en el sustrato, después hace la metamorfosis y emerge a la superficie convertida en mosca alada de lo más impertinente.
Al igual que los insectos, los hongos son uno de los principales fitopatógenos que amenazan al cannabis. Suelen aparecer cuando hay demasiada humedad, en aquellos lugares donde no llega la luz o cuando las plantas están muy juntas. Se trata de microorganismos bastante especializados, con varias especies fúngicas específicas del huésped. Aunque los más comunes en la marihuana son:
Oídio: aparecen manchas de un polvo blanco/gris en la superficie de las hojas, que irán creciendo y acercándose a los cogollos a medida que la infección avanza.
Mildiu: muy parecido al oído, pero esta vez genera manchas amarillas en la superficie y de color blanquecino en la parte posterior. Puede permanecer latente durante años en los restos vegetales.
Botrytis o moho gris: hace su presencia durante la floración, causando severos daños en los cogollos, donde suele desarrollarse en forma de sustancia algodonosa que seca el tejido vegetal.
Fusarium: Son hongos filamentosos que se encuentran normalmente en el sustrato. Empieza afectando a las raíces para desplazarse hacia otras partes a través de los haces vasculares.
Pythium: otro grupo de hongos de raíz que puede infectar tanto tallos como semillas, usando las células vegetales para reproducirse. Puede causar el marchitamiento en la base del tallo (‘damping off’) de las plántulas.
Alternaria: patógenos de plantas que pueden causar graves daños y que desarrollan manchas moteadas con zonas de verde claro y oscuro, que pronto mostrarán signos de necrosis.
Con las plagas del cannabis, más vale prevenir que curar. Por tanto, el primer paso para evitar cualquier infestación es tomar las medidas preventivas adecuadas. Y la mejor manera es comenzar con un ambiente seguro para que tu cultivo prospere, por lo que deberás adoptar prácticas adecuadas de limpieza y desinfección. Aquí van 10 consejos para lograrlo:
Pero si la prevención no sirve y tienes una plaga ya instalada en tu cultivo, no desesperes, también existen métodos para acabar con ella. Por extraño que parezca, los pesticidas y otras soluciones químicas no son tan efectivos para estos casos, ya que son tan utilizados que existen insectos que están inmunizados contra algunos de sus químicos.
Quien no desee manipular o correr el riesgo de ingestión o inhalación de los tan peligrosos pesticidas químicos puede optar por soluciones orgánicas, igualmente efectivas, pero muy seguras: por ejemplo, productos a partir de aceite del árbol de neem. El aceite de neem se vende a menudo en combinación con otros aceites esenciales, como el de romero, canela, eucalipto o clavo de olor, por ejemplo, debido a la acción sistémica de estos componentes.
El jabón potásico, conocido como jabón blando, también es mano de santo. Se define como un insecticida biológico de procedencia vegetal, selectivo contra las plagas del cannabis, inocuo para las personas y beneficioso para el medio ambiente.
Otro medio alternativo y respetuoso con el entorno es optar por el control biológico, es decir, utilizar insectos para que ataquen y se coman a otros insectos. Son muy efectivas las mariquitas, las avispas parasitarias, los ácaros depredadores, los antocóridos (o chinches de las flores), las crisopas (son particularmente voraces), los sírfidos o las arañas. Una vez que hayas identificado qué insecto está dañando las plantas, puedes elegir con qué vas a atacarlo.
Para finalizar, abordamos una de las preguntas más comunes entre los cultivadores noveles. La razón más común por la que las hojas se vuelven amarillas es por estrés. Ya sea por riego inadecuado, exceso o deficiencia de nutrientes, desequilibrio de Ph, calor excesivo, deficiencia lumínica o infestaciones de plagas del cannabis, las hojas amarillas son un signo de plantas de cannabis enfermizas.
Si tus hojas amarillas tienen manchas o marcas de mordeduras, probablemente estén infestadas por una plaga. Por ejemplo, la mosca del sustrato pueden desencadenar la clorosis, porque las larvas se alimentan de las raíces. También el mildiu puede provocarlo, ya que es un hongo que genera manchas amarillas en la superficie que pueden secar las hojas.
Pero a veces, las hojas amarillas son simplemente una parte natural del ciclo de crecimiento, debido a que las plantas de cannabis a menudo arrojan las hojas de abanico más viejas (especialmente al final de su vida), que se vuelven amarillas antes de caer al suelo.
Es, por tanto, un síntoma que te indicará que se acerca el momento de la preciada cosecha, esa que te has ganado después de tantos meses de esfuerzo. Sobre todo si has tenido que luchar (y salir victorioso) contra una plaga del cannabis.