Es fundamental que un cultivador comprenda y conozca el mejor momento para cosechar cannabis. Al cortar las plantas demasiado pronto, el material glandular contendrá menos componentes que dan a la hierba sus sabores, aroma y potencia de cannabinoides.
Por otro lado, corta demasiado tarde y al menos una parte del THC se habrá convertido en CBN, dando como resultado un efecto más sedante y narcótico.
Como puedes observar, es importante comprender qué está sucediendo a nivel físico y químico dentro de las plantas de cannabis.
Existen varios factores que debes tener en cuenta, pero cada uno varía en precisión:
De hecho, esta es la medida menos precisa para saber cuándo cosechar plantas de cannabis. La información debe usarse para determinar una ventana de tiempo en la que la planta debe cortarse, y no como un punto definitivo de maduración.
Un factor más preciso es analizar los pistilos y rastrear su cambio de color durante la maduración. Durante la floración, los pistilos blancos se alargan y se vuelven más densos. En el momento de la cosecha, estos pelos serán principalmente de color naranja o marrón.
La hinchazón del cáliz es otro buen indicador de que la flor está en el pico de madurez. En la sexta semana de floración, los cálices comienzan a hincharse. A menudo los cultivadores pecan de impaciencia y cosechan antes de que los cálices hayan engordado y estén los suficiente densos. En la madurez máxima, alrededor del 90% de los cálices habrán engordado.
Los mejores indicadores de madurez son los tricomas las pequeñas glándulas de resina que contienen los terpenos y cannabinoides; y que también cambian de color según su nivel de madurez. Es importante observarlos para hacerse una idea del grado de potencia, efecto y perfil de terpenos que está desarrollando la planta.
Para responder a esta pregunta es necesario conocer antes la transformación del THC que se produce dentro de los tricomas.
La síntesis de los cannabinoides comienza en la planta con el CBGa (ácido cannabigerólico), el precursor ácido o “abuelo de los cannabinoides” mediante el cual se crean otros cannabinoides, como el THCa.
Tan pronto como se corta una planta de cannabis, comienza a morir y se interrumpe la biosíntesis de cannabinoides. En este proceso nuestra intención es preservar los cannabinoides durante el secado y curado, para que se mantengan en la misma forma que estaban en el momento de la recolección.
El THC no es creado por la planta, sino que es un subproducto de su degradación. El THC existe como THCa en las flores frescas o bien conservadas, hasta que se transforma en THC ya sea por la combustión al encender un porro o lentamente a través del envejecimiento, ya que interactúa con el oxígeno, incluso a temperatura ambiente. La exposición prolongada a la luz, del sol o de luces artificiales, hace que el THCa omita la conversión a THC por completo y se convierta en CBNa.
Mientras que el THC es conocido por su efecto eufórico y cerebral, el cannabinol (CBN) presenta propiedades físicas sedantes, con gran potencial terapéutico como ayuda para dormir.
Por esta razón, observar el color del tricoma puede dar una idea de cuándo cosechar la planta de cannabis, ya que la coloración está directamente relacionada con la etapa de síntesis de los cannabinoides:
Muchos cultivadores esperarán hasta que entre el 10 y el 20% de los tricomas sean de color ámbar, mientras que los restantes estén turbios y los tricomas claros sean prácticamente inexistentes. Esto asegura el máximo contenido posible de los cannabinoides que buscamos, evitando la presencia de precursores de cannabinoides o cannabinoides producidos por degradación y sobremaduración.
Algunos cultivadores pueden estar interesados en lograr grandes cantidades de CBNa, para obtener un efecto mucho más sedante y narcótico, pero menos psicodélico. En este caso, el cultivador esperará hasta que un porcentaje mayor de tricomas se hayan vuelto ámbar.
El lugar específico del mundo, y por lo tanto el clima en el que pretendes cultivar cannabis, a menudo será un factor tan importante para decidir cuándo cosechar como el color de los tricomas o los pistilos. También por esta razón, diferentes variedades de cannabis crecen más favorablemente en distintos climas.
Los cultivadores de climas con otoños fríos encontrarán que las plantas producen menos rendimiento pero a menudo flores de mayor potencia. Las bajas temperaturas ralentizan el metabolismo de la planta pero fomentan la producción de cannabinoides y flavonoides. Si bien el cannabis puede soportar temperaturas bastante bajas, los cultivadores en climas más fríos pueden preferir una genética de floración rápida o autofloreciente para obtener una planta completamente madura durante el principio del otoño.
Los cultivadores que viven en climas húmedos y lluviosos durante el otoño también se beneficiarán de las variedades de cannabis autoflorecientes o de floración rápida. Debido a que el moho y otros problemas se convierten en una preocupación en estos climas, puede ser difícil madurar con éxito variedades de cannabis que requieran períodos de floración más largos.
Los climas tropicales a menudo ofrecen la mayor versatilidad a un cultivador y prácticamente cualquier tipo de planta de cannabis puede madurar con éxito a su propio ritmo.
Cultivar en interior da la libertad de optimizar la climatización y cosechar cannabis siempre que sus tricomas demuestren su madurez. Las condiciones ambientales y las técnicas de cultivo durante la floración pueden favorecer la maduración:
Es un error buscar cómo lograr que una planta de cannabis florezca “más rápido”. En su lugar, es mejor valorar otros factores en la técnica de cultivo que podrían impedir que la planta madure tan rápido como podría.
Una vez que se ha determinado el mejor momento para cosechar cannabis, los cogollos deben secarse, manicurarse, curarse y almacenarse para evitar cualquier degradación de los cannabinoides y lograr un humo suave, sabroso (y sí, más potente) que es característico de una buena producción de cannabis.
Durante el proceso de secado, la planta aún atraviesa procesos internos que degradan diferentes compuestos como la clorofila, cuya presencia merma la calidad de la hierba.
Si las flores se secan demasiado rápido, o las plantas se manicuran en húmedo, muchos de estos compuestos quedan atrapados en la flor y restarán calidad al producto final. El secado demasiado rápido también resultará en una pérdida de compuestos flavonoides que son deseables.
Si bien muchos cultivadores están acostumbrados a manicurar el cannabis en húmedo por diversas razones, la mejor flor de cannabis se recorta cuidadosamente después del secado. Esto permite una mejor descomposición de la clorofila y la evacuación de los gases de efecto invernadero; y cuando se manicura con cuidado, finalmente conducirá a un cannabis de mayor potencia y más sabor.
Las plantas de cannabis cosechadas deben colgarse boca abajo en una habitación oscura (recuerda que la luz convierte el THCa en CBNa) con ventiladores que logren una gran cantidad de movimiento de aire. Cualquier hoja que pueda ser cortada por la base de su tallo, sin tocar ninguna de las flores, debe ser eliminada en este momento. Estas hojas se denominan comúnmente hojas de abanico u hojas solares.
El cannabis debe secarse lo más lentamente posible sin permitir la formación de mohos o bacterias. El proceso debe durar de 7 a 20 días, manteniendo la humedad en torno al 60% y la temperatura lo más cercana posible a los 15ºC.
Lo explicamos detalladamente en nuestro artículo sobre cómo secar marihuana.
Una vez que los cogollos de las ramas se sienten crujientes al tacto, espera otro día. Todavía existe bastante humedad presente en el interior de las flores y en los tallos.
Corta las ramas, de manera que dejes una longitud de tallo que conduzca a cada botón floral individual. Con un par de tijeras especiales (se recomiendan las tijeras de poda ‘Fiskars’) sujeta la rama por la parte inferior de un tallo y comienza a quitar las hojas desde la base, donde se encuentran con el tallo.
Las hojas deben arrancarse y romperse fácilmente sin tener que usar las tijeras. De lo contrario, es posible que los cogollos necesiten un poco más de tiempo para secarse. Usar las tijeras en lugar de un dispositivo para quitar las hojas puede ser un trabajo tedioso, pero evitará dañar el material glandular y producirá un mejor humo.
Las hojas que están envolviendo al cogollo no deben cortarse. Estas hojas están llenas de material glandular y actúan como una barrera para proteger los tricomas de la flor cuando se manipula.
Después del manicurado, los cogollos aún necesitarán homogeneizar los niveles de humedad en su interior para terminar de secarse y comenzar el proceso de curado. Colócalos en un recipiente hermético durante la noche y hazlos “eructar” abriendo el recipiente cada 10-12 horas durante los próximos días, o hasta que se logre una humedad relativa de aproximadamente 50-55%.
Una vez que los cogollos de cannabis han homogeneizado su humedad y ha bajado a los niveles deseados, el recipiente debe almacenarse de forma más permanente. Cierra el recipiente hermético y déjalo fuera de la luz y alrededor de 20º C, abriéndolo una vez a la semana para renovar el aire.
Después de un par de semanas, ya no es necesario abrir los botes y se puede dejar curar el cannabis por sí solo. Durante este proceso, los pigmentos y compuestos vegetales continúan degradándose y los perfiles de flavonoides aumentan y se expanden. El mejor cannabis a menudo se deja curar durante meses para sacar lo mejor de su ‘bouquet’ aromático