Han pasado meses desde que se seleccionaron las semillas. Se ha invertido muchísimo esfuerzo en el cuidado de 1, o tal vez 100, plantas de cannabis durante toda la etapa vegetativa y la etapa de floración y el trabajo aún no ha terminado porque hoy, ¡es el momento de cosechar!
Veamos la diferencia entre el secado y el curado del cannabis y algunos de los parámetros ideales sugeridos para hacerlo bien. De esta manera podremos preservar la potencia, los terpenos y el contenido terpenoide.
Las flores frescas y sin secar de la planta de cannabis, a veces, se utilizan como material para extracciones y así hacer algunos de los concentrados más buscados del mercado. Esto se debe a que contienen ciertos terpenos y terpenoides con tal volatilidad que es casi imposible preservarlos durante un proceso de secado y curado. Estos concentrados suelen considerarse la forma más sabrosa de consumir cannabis.
Sin embargo, para poder fumar las flores en un porro, en un bong o en una pipa, ¡hay que secarlas! Al secar el cannabis a un ritmo específico, y teniendo en cuenta las condiciones ambientales determinadas, se preservará una mayor diversidad y cantidad de terpenos y terpenoides de olor sabroso y delicioso. Después del secado, las flores de cannabis se curan de una manera específica para preservar estos aromas y sabores e incluso se les permite madurar y desarrollarse aún más, dando como resultado una experiencia de fumar menos dura.
La cosecha y el posterior secado y curado del cannabis tienen el potencial de preservar la máxima potencia y los mejores aromas y sabores del cannabis que has cultivado. Si se hace de forma incorrecta, es decir, con demasiada rapidez o lentitud, o utilizando una técnica inadecuada, el fruto de tu trabajo se puede perder rápidamente.
Muchos cultivadores utilizan indistintamente las palabras secado de cannabis y curado de cannabis, pero de hecho es un error, ya que se trata de dos procesos distintos y que se llevan a cabo de forma diferente.
El secado del cannabis es el proceso de eliminar lentamente los clorofilos de los cogollos, el contenido de agua y los gases de efecto invernadero de los azúcares de descomposición de los procesos residuales de la planta, mientras se conserva el contenido de cannabinoides, terpenos y terpenoides. Esto suele durar entre 10 y 18 días.
El curado del cannabis es una técnica de conservación que utilizamos después de que las flores de cannabis se hayan secado. Tradicionalmente, el curado se realiza lentamente y dura varias semanas o incluso varios meses. En este punto, las flores de cannabis se deben mantener en contenedores cerrados, abriéndolos lo menos posible. Al estar en ambientes con oxígeno reducido, se disminuye el potencial de oxidación, ya que los materiales de la planta, como el clorofilo, siguen descomponiéndose con el tiempo, lo que da lugar a una experiencia de fumada mucho más suave y sabrosa.
Una alternativa al curado tradicional es el llamado curado al agua. Gracias a la insolubilidad de los cannabinoides en el agua, los cultivadores pueden aprovechar esta técnica para que pesticidas y fertilizantes, así como azúcares y clorofilas que podrían aún quedar en las flores, se descompongan y se eliminen de las flores más rápidamente al usar de esta técnica.
Precaución – si bien esta técnica es interesante para eliminar contaminantes y adulterantes, así como materiales vegetales que hemos comentado, también eliminará bastante contenido de terpenos y terpenoides. Por esta razón sugerimos que se siga la técnica de curado tradicional y así obtener cogollos de máxima calidad durante meses o incluso más de un año.
Si tu objetivo es almacenarlo durante largos periodos de tiempo (¡o años!), la liofilización del cannabis es también un método viable para preservar la máxima potencia y el perfil de sabor de tus flores de cannabis.
Al igual que el curado con agua, la liofilización tiene sus inconvenientes. Debido a la naturaleza del mecanismo detrás de los sistemas de liofilización, a menudo las flores y los tricomas se dañan en el proceso.
Por lo tanto, mientras que su potencia y muchos de los sabores se conservan, tan pronto como se lleven de nuevo a la temperatura ambiente, estos comenzarán a oxidarse y degradarse rápidamente. Los sistemas de liofilización tienen el potencial de secar las flores de cannabis en tan solo 24 horas, desde la cosecha hasta su finalización.
Una de las desventajas de este rápido proceso de secado es que, a estas temperaturas y intervalos de tiempo, el clorofilo y otros azúcares contenidos en la planta no se descomponen, dando como resultado una fumada más fuerte.
La mejor manera que tenemos de cómo secar marihuana es colgando la planta boca abajo, en una habitación completamente oscura. Lo que puede pasar es que la luz degrade los cannabinoides haciendo que el THCa se salte el THC y se transforme en CBNa.
Se deben eliminar todas las hojas grandes que sea posible quitar desde la base del tallo de la hoja, sin interferir o tocar las flores. El resto de las hojas se deben eliminar una vez estén secas.
Algunos cultivadores prefieren recortar los cogollos mientras están húmedos. Aunque hay un gran debate sobre cuál es la mejor opción, nosotros opinamos que un recorte en seco, cuando se hace correctamente, acaba dando como resultado unos cogollos de la máxima calidad.
Aunque se puede más o menos calcular un intervalo de tiempo de secado de la marihuana (10-18 días), es difícil predecir exactamente cuánto tardará en secarse, ya que varía mucho dependiendo de las condiciones ambientales. En general, el cannabis debe secarse tan lentamente como sea posible, pero sin que el secado sea tan lento que invite a plagas u hongos a hacer de tus flores su alimento.
La mayoría de los cultivadores empezarán a recortar sus cogollos y a prepararlos para el curado, una vez que las pequeñas hojas que rodean a los cogollos estén lo suficientemente rígidas como para poder retirarlas fácilmente de la base de su tallo y las ramas hagan un sonido de crujido al doblarse.
Si tienes el lujo de trabajar en un entorno controlado donde puedes gestionar el clima, mantener este entorno a temperaturas frías – 16 a 18ºC – ayudará a preservar algunos de los componentes más volátiles del perfil de sabor y dará como resultado una flor de cannabis más sabrosa. Estas temperaturas también ayudan a disminuir el interés de las bacterias que arruinan la cosecha y que de otra manera encontrarían en tus flores una zona muy habitable.
Durante los primeros 5-10 días de secado, mantén los niveles de humedad entorno al 55%. En los días siguientes, puede ser útil bajar la humedad al 45-50%. El objetivo es ralentizar el proceso de secado sin que se detenga nunca.
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Una vez que tus cogollos están sustancialmente secos, es probable que todavía haya una pequeña cantidad de humedad en el centro de los cogollos. Este es el comienzo del proceso de curado. Si colocas los cogollos en un tarro de cristal o en un recipiente de acero inoxidable con tapa hermética, se igualará el contenido de humedad entre los cogollos más grandes y los más pequeños, desde dentro hacia fuera.
Un tarro de cristal o en un recipiente de acero inoxidable con tapa hermética es un buen sitio donde guardar el cannabis.
En el transcurso de los primeros 2 a 7 días, la apertura frecuente del recipiente cada 6-12 horas permitirá la evacuación del exceso de humedad a medida que ésta transpire de los cogollos. Una vez que los cogollos estén crujientes y tengan una buena densidad, puedes cerrar el recipiente de forma semipermanente. Es el momento de dejar que los cogollos descansen y se curen en un lugar oscuro y fresco sin abrir el contenedor. De todos modos, es posible que quieras abrir el contenedor una vez cada pocas semanas, o cada dos meses, para inspeccionar su estado y probar el producto.
La mejor opción para curar el cannabis es un tarro de cristal o un recipiente de acero inoxidable.
Durante el secado, los cogollos perderán entre un 75% y un 80% de su peso en humedad.
Esperamos que esta guía sobre cómo secar marihuana y conservarla fresca te haya servido.