Si bien la potencia, el aroma y el sabor pueden representar la Santísima Trinidad del cannabis, es difícil superar la estética del THCA cristalino, una forma de extracción que está pegando muy fuerte. Los diamantes de THCA se parecen mucho a los diamantes normales: ambos son raros y, como resultado, caros. Sin embargo, los de THCA no son para siempre y deben cristalizarse a partir de extracciones de cannabinoides. A continuación te explicamos todo lo que necesitas saber sobre ellos.
Cuando los cannabinoides se purifican y aíslan en las condiciones adecuadas, pueden formar sólidos cristalinos; estos concentrados se han ganado el nombre de “diamantes” porque tienden a ser más caros debido a la cantidad de tecnología necesaria para crearlos y también a su altísimo nivel de pureza.
Y entre ellos, los diamantes de THCA son los más populares. Se llaman así por su estructura cristalina que se asemeja a las piedras de diamante, excepto que estas extracciones tienen un color blanco puro, aunque también pueden ser dorados o ambarinos. Y tienen una pureza de THCA cercana al 100%, por lo que representan la forma más pura del cannabinoide más famoso de la planta disponible en la actualidad.
Como resultado, cosas como los terpenos se eliminan casi por completo del producto final, produciendo un concentrado inodoro e insípido. Aunque el THCA cristalino a menudo se puede encontrar mezclado con extracciones de “salsa” de terpenos, combinando así una potencia increíble con perfiles de terpenos igualmente impresionantes.
Como su nombre indica, los diamantes de THCA se caracterizan por su apariencia cristalina. Una vez que este cannabinoide se reduce a su estado más puro mediante métodos de extracción en frío y aplicando presión, se produce la cristalización, creando una sustancia que brilla como ninguna otra en el mercado.
Al igual que variables como la temperatura, la humedad y las impurezas interfieren con la cristalización del azúcar para crear melaza, los terpenos y otros compuestos interrumpen la cristalización del THCA en diversos grados, lo que tiene un efecto en la estructura, el tamaño y la forma finales de los diamantes, que también están influenciados por los solventes utilizados durante el proceso de extracción.
Así, los diamantes tienen coloraciones y claridades únicas que se derivan de los terpenos y la pureza de la estructura cristalina: cuanto más color amarillo/dorado significa que hay más terpenos presentes; y la niebla o falta de claridad en los cristales significa que hay más solvente presente.
El THCA es lo que se conoce como un compuesto inactivo. Este ácido tetrahidrocannabinólico es, básicamente, un cannabinoide que abunda en las plantas de cannabis vivas, el mismo THC que conocemos con algunos átomos adicionales adjuntos. Esos átomos de ácido adicionales significan que el THCA no proporcionará las propiedades psicoactivas que los consumidores esperan al consumir THC, a menos que se active con calor para eliminar dichos átomos. Este proceso se conoce como descarboxilación y es lo mismo que ocurre cuando te enciendes un porro, prácticas el ‘dabbing’ o preparas comestibles en el horno.
La clave para liberar el THC del THCA es fumar o vaporizar estos cristales, generalmente mediante ‘dab rigs’ (los dispositivos más usados para el ‘dabbing’). Sin embargo, es importante recordar que los diamantes son esencialmente cannabinoideas puros y hay que andar con cuidado. La potencia de THCA de la flor comercial suele rondar el 25%, mientras que los concentrados suelen estar entre el 70 y el 90%. Los diamantes, por el contrario, están solo un pelo por debajo del 100% de THCA, razón por la cual incluso los consumidores experimentados tratan estos cristales con mucho respeto.
La extracción de cannabis, en general, consiste en eliminar la materia vegetal inerte y aislar los compuestos primarios deseados, que se dividen en dos grupos: terpenos y cannabinoides. Los terpenos son líquidos a temperatura ambiente y presión normal, mientras que los cannabinoides toman forma sólida en condiciones típicas.
Casi todos los concentrados de cannabis contienen terpenos y cannabinoides, lo que los hace susceptibles a un proceso llamado nucleación, que finalmente hace que se separen. La diferencia es que cuando se rompen los núcleos, generalmente no forman estructuras cristalinas, al menos no las que se pueden ver. Pero usando un proceso simple llamado “minería de diamantes”, se pueden crear grandes formaciones de cristales usando poco más que tiempo.
Así, los diamantes de THCA se pueden obtener fundamentalmente de dos maneras: la principal diferencia radica el proceso de eliminación del solvente.
Todas las extracciones con solventes utilizan el mismo flujo de trabajo básico. Se usa un solvente líquido (como puede ser el butano) para separar los compuestos activos de la glándula del tricoma para producir una solución. Esta solución es una mezcla del solvente utilizado y los compuestos deseados de la planta de cannabis. El solvente debe eliminarse para que la solución pueda convertirse en un concentrado de cannabis consumible.
En la mayoría de las extracciones a base de solventes, el objetivo es eliminar ese solvente lo más rápido posible mediante evaporación. Pero este no es el caso para hacer diamantes y otros extractos cristalinos. De hecho, es al contrario.
El uso de un sistema de circuito cerrado para crear diamantes requiere que los técnicos cambien la forma en que se purgan los solventes del sistema. En lugar de purgar inmediatamente los solventes residuales con un horno de vacío, se deja del 10 al 15% del solvente, creando una solución sobresaturada con THCA. El proceso de purgar lentamente el solvente permite que se formen las estructuras cristalinas de THCA.
A medida que los terpenos crean una capa licuada en la parte superior, los cristales de cannabinoides comenzarán a formarse en la parte inferior. Este paso ocurre en dos o tres semanas, dependiendo de cuánto tiempo se tarde en formar una cantidad satisfactoria de cristales en el fondo del recipiente; luego, la solución estará lista para la purga final.
Para producir cannabis cristalino, también se puede crear una solución sobresaturada mezclando un solvente con un concentrado de cannabis altamente refinado al que se le han eliminado todos los lípidos y terpenos. Luego se aplica calor y presión y el solvente se evapora lentamente, creando el ambiente adecuado para que se formen los cristales.
Si se produce THCA cristalino, todo el THCA se precipitará o se separará de la solución y caerá al fondo del recipiente. Bajo la temperatura y concentración adecuadas, el THCA se unirá químicamente a otras moléculas de THCA para formar estructuras cristalinas.
La minería de diamantes es un término para el proceso de hacer diamantes de THCA y extraerlos de la salsa de terpenos. Según el tamaño de los cristales de cannabinoides y la consistencia general de la salsa, es posible que se puedan separar por completo los cristales del concentrado, dando como resultado dos productos separados: diamantes de THCA cristalinos puros y salsa de terpenos, que consta de más del 50% de terpenos, así como de todos los demás cannabinoides extraídos.
Para ello se utiliza un evaporador rotatorio o ‘rotovap’. Los rotovaps están diseñados para separar suavemente los solventes de los compuestos mediante un proceso lento de calor, combinado con presión y movimiento rotativo. Se trata de una especie de lavadora, pero para conseguir el cristalino no bastará solo con una colada.
Así, el minero de diamantes utiliza el rotovap para formar cristales de delta-9 THCA debajo de los terpenos licuados. Esa “salsa” se separa y los cristales se vuelven a colocar en el extractor, para otro ciclo donde el resultado es, ahora sí, THCA puro.
Los diamantes de cannabis se pueden consumir como la mayoría de los concentrados, por lo que vaporizarlos es la mejor manera de disfrutar todo su potencial. Por ejemplo, se puede utilizar un ‘dab rig’, calentando una pequeña plataforma que se llama clavo o ‘banger’ con un soplete y aplicando los diamantes dentro para vaporizarlos.
Pero recuerda que estos diamantes son hasta 4 veces más fuertes que el efecto de un porro. Así que si no estás seguro, comienza con un pequeño diamante al principio (del tamaño de un grano de arroz o menos) para ver cómo te afectará. Si es necesario, puedes aumentar gradualmente la dosis con el tiempo.
La mayoría de las personas usan diamantes para ayudar a controlar patologías resistentes al tratamiento, aunque se han vuelto increíblemente populares en los mercados recreativos por sus poderosos efectos que crean un subidón placentero, sabroso y embriagador. Y son tan potentes que el efecto puede durar horas seguidas, mucho más que la experiencia de las flores secas o incluso de otros concentrados como el ‘shatter‘ o las ceras.
Los diamantes, una vez conocidos como el mejor amigo de una mujer, pronto pueden convertirse en el mejor amigo de los entusiastas de los concentrados de todos los ámbitos de la vida. Si bien pueden no ser lo mejor si eres principiante y deseas llevar tu relación con el cannabis al siguiente nivel, sin duda tienen la capacidad de elevar tu mente a cotas que aún no habías alcanzado.