Los cultivadores de cannabis en interior se han ganado la reputación de no ser tan verdes como las plantas que cultivan, ya que el gran consumo de agua y energía que requieren este tipo de plantaciones puede perjudicar en gran medida al medio ambiente. Sin embargo, los cultivadores están tomando nota. Tomar decisiones que reduzcan el uso de la electricidad es una forma fantástica de reducir la huella de carbono, pero no es la única forma en que podemos hacerlo.
Lograr la neutralidad de carbono es uno de los desafíos más críticos que enfrenta la humanidad en el siglo XXI. El Acuerdo de París de noviembre de 2016 comprometía a la Unión Europea a conseguirlo en 2050. Era un compromiso imprescindible por cómo el cambio climático está impactando en el planeta. El hecho de no detener la marea de emisiones de carbono tendrá consecuencias nefastas para toda la vida en la Tierra.
Para la mayoría de nosotros, los principales problemas de sostenibilidad en los que pensamos son los combustibles fósiles, la deforestación, las prácticas ganaderas intensivas…. pero es posible que estés pasando por alto industrias cuyas prácticas dañinas para el medio ambiente a menudo están envueltas en una nube de humo. A saber, la industria del cannabis.
Quienes defienden el cannabis suelen señalar que es una planta que crece ‘naturalmente’. Uno podría imaginar que la industria de la marihuana estaría entre las mejores para tratar de mantener bajas las emisiones de carbono. Pero, en realidad, la huella de carbono de la marihuana cultivada en interiores es excepcionalmente alta. Y a medida que el cannabis se vuelve legal en más lugares del mundo y la demanda aumenta, esto también resulta en un rápido aumento de la huella de carbono de este tipo de cultivos.
Un nuevo estudio publicado a finales de marzo de 2021 en la revista Nature Sustainability, el primero de su tipo en intentar cuantificar las emisiones de gases de efecto invernadero en Norteamérica causadas por el cultivo de cannabis en interiores, estimó que las emisiones asociadas con el cultivo de 1 onza de cannabis (unos 30 gramos) en interior es casi lo mismo que quemar entre 7 y 16 galones de gasolina (entre 30 y 70 litros) dependiendo de dónde se cultive en los EE. UU. De media, cultivar un gramo de cannabis en una instalación de interior produce tantos gases de efecto invernadero como conducir un coche 15 kilómetros, lo que sugiere que los cultivos de interior son responsables de emisiones significativas de carbono que calientan el planeta.
Los investigadores de la Universidad Estatal de Colorado que realizaron el estudio muestran que en Colorado, por ejemplo, las emisiones de gases de efecto invernadero de la industria de la marihuana (2,6 megatones de dióxido de carbono) superan las de la industria minera del carbón del estado (1,8 megatones de dióxido de carbono).
Los productores de lugares duros y fríos como Colorado y los estados del medio oeste gastan mucha más electricidad, optimizando la temperatura y la humedad del ambiente interior, que los productores de climas costeros más templados, como California y el estado de Washington. Eso significa que los mejores lugares para cultivar marihuana al aire libre son generalmente los mejores lugares para cultivar en interiores.
Según el estudio, la marihuana cultivada en interiores en el sur de California tiene las emisiones más bajas, debido a la red eléctrica del estado, que utiliza fuentes de energía renovables y se beneficia del clima templado de la región. Mientras tanto, el este de O’ahu, en Hawái, tiene las emisiones más altas.
Estas emisiones provienen de las grandes cantidades de electricidad y calefacción necesarias para mantener felices a las plantas. La iluminación es el mayor culpable, ya que representa el 33% de todo el uso de energía en la producción de cannabis. Le siguen la ventilación y los deshumidificadores con un 27%. El aire acondicionado es responsable de otro 19%.
Según el estudio, muchos productores incluso inyectan dióxido de carbono, que las plantas usan para la fotosíntesis, como una forma de acelerar el crecimiento. Este CO2 agregado representa del 11 al 15% de las emisiones de gases de efecto invernadero de las instalaciones.
Sin embargo, las cifras del estudio pueden estar subestimadas, porque no tienen en cuenta las emisiones del almacenamiento o el procesamiento.
Aunque reconoce los obstáculos que hay que afrontar, el estudio especula que pasar de los cultivos de interior a los de exterior podría reducir las emisiones de gases de efecto invernadero hasta en un 96%. Un cambio al cultivo en invernadero también podría reducir las emisiones al 46%.
Pero la triste realidad es que los cultivadores seguirán produciendo su hierba en interiores. Obtienen el mayor rendimiento por metro cuadrado y tienen mayor control sobre las condiciones de crecimiento. También es mucho más difícil asegurar un espacio de cultivo al aire libre a la vista de todos, pues en muchos lugares del mundo la marihuana está prohibida.
Así que no queda otra que actuar sobre los factores que más influyen en la huella de carbono de un cultivo de interior.
Conseguir la huella de carbono más baja posible se reduce a cuán “limpia” es la red eléctrica de la que se nutre tu cultivo. En otras palabras, cuántas fuentes de energía renovables (solar, eólica, hidroeléctrica) generan electricidad frente a cuántas fuentes no renovables “sucias” (carbón, gas, petróleo, energía nuclear).
Sin acceso al sol, las plantas de interior requieren luces de cultivo que consumen mucha energía. Las plantas necesitan alrededor de 18 horas de luz al día cuando están en la etapa vegetativa y 12 horas cuando florecen, por lo que la electricidad utilizada para crecer en interiores se suma rápidamente.
No hay ninguna razón por la que los cultivadores no puedan usar iluminación LED en lugar de su equivalente HPS. En primer lugar, proporciona un mejor espectro general de luz en comparación con sus rivales. No emite exceso de calor para que puedas acercar las plantas. Los LEDs tampoco aumentan tanto la temperatura en el cuarto de cultivo. Como resultado, no necesita que tu sistema de climatización se active.
Los LEDs también son aproximadamente un 60 % más eficientes que otros sistemas de iluminación. ¿Sabías que el coste inicial por fotón de los HID es al menos cinco veces mayor que el de la iluminación LED?
La planta de cannabis es una especie vegetal muy sedienta. Puedes usar cepas autoflorecientes y reducir el tiempo de crecimiento general a menos de diez semanas para ahorrar agua. Pero existen técnicas como la ósmosis inversa para ayudar a reciclar y reutilizar el agua.
También se han desarrollado sistemas hidropónicos con sensores que ajustan las necesidades de nutrientes de cada planta, pues la forma más obvia de reducir el uso de agua es asegurarse de que cada planta obtenga la cantidad que necesita diariamente. Luego, se utiliza un sistema para atrapar el exceso de agua drenada, vuelve al depósito después de tratarse para eliminar las impurezas y utilizarse en el siguiente ciclo de agua.
La desventaja es que estas tecnologías requieren una inversión y un mantenimiento adicional. La recolección de la lluvia también es una excelente manera de ahorrar agua.
Para cada empresa e individuo que cultiva cannabis, es imperativo disfrutar de grandes rendimientos con bajos costes. Una de las mejores formas de conseguirlo es aprovechando al máximo tu espacio. Si bien se mantendrá durante muchos años el método tradicional de cultivo horizontal, existe potencial para el cultivo vertical de cannabis.
La técnica consiste en apilar plantas en estanterías hacia arriba. Después de todo, si tienes un espacio de 5 metros de altura, ¿por qué no usarlo? El crecimiento vertical no es perfecto y tiene varios problemas. Viene con altos costes de instalación y problemas de seguridad. No obstante, tiene varias ventajas:
Hasta ahora, estos consejos han ayudado a reducir potencialmente el consumo de energía de la iluminación. Eso también ha propiciado la reducción de la temperatura del cuarto de cultivo, lo que significa que se requiere menos aire acondicionado. El tercer miembro del triunvirato de emisiones es el sistema de ventilación y deshumidificación.
Una buena ventilación, que incluya también la extracción e intracción de aire, es uno de los pilares básicos del cultivo en interior. Además de para renovar el CO2 que consumen las plantas, sacamos al exterior el calor que generan principalmente las lámparas.
Una manera sencilla de que el calor producido por las lámparas no se sume al calor diurno, es hacer coincidir el fotoperíodo de luz con la noche exterior. Así tampoco necesitaremos tener activado tan a menudo la extracción para evacuar la suma de estas altas temperaturas.
También muchos cultivadores no saben que los deshumidificadores tradicionales liberan calor adicional en el cuarto de cultivo. Como resultado, hace que el aire acondicionado use más energía. Debes buscar un deshumidificador que no libere calor en la habitación. ¡Los mejores modelos podrían reducir el uso de energía hasta en un 65%!
También puedes reducir considerablemente las emisiones con un poco de ayuda de la Madre Naturaleza, mediante el uso de un invernadero. Las nuevas tecnologías y materiales de invernadero proporcionarán al productor un mayor control sobre el medio ambiente, al tiempo que minimizarán la huella de carbono de la instalación. Por ejemplo, una forma de ahorrar energía es mediante el uso de cubiertas de polietileno infrarrojo, que absorben y retienen la energía infrarroja. El resultado es una temperatura más alta en el invernadero durante la noche.
Parece improbable que la industria de la marihuana alguna vez alcance el estatus de carbono neutral. La demanda de cannabis ha aumentado exponencialmente en los últimos años y solo va en esa dirección. Y a medida que más estados legalicen la planta, puede llegar un momento en que el gobierno de EE. UU. finalmente levante la prohibición. Si esto sucede, esperamos que docenas de países hagan lo mismo.
En ese momento, la industria se volverá tan masiva que el cannabis neutral en carbono seguramente se volverá imposible. A menos que haya una manera de depender casi por completo de las energías renovables. Luego está el pequeño asunto del mercado negro. Y no esperamos que los cultivadores ilegales sigan las mejores prácticas para la salud del medio ambiente.
Lo que la industria legal puede hacer es acercarse lo más posible al cero neto. Esto es posible mediante el uso de tecnología para reducir el uso general de energía. También las nuevas técnicas de cultivo pueden sacar lo mejor del espacio. En general, es posible que la industria de la marihuana no vea nunca la neutralidad de carbono, pero debería trabajar desde ya para convertirse en uno de los emisores más bajos de CO2.