Los tricomas son uno de los componentes biológicos más importantes que se encuentran en el cannabis. Cumplen numerosas funciones evolutivas y también son responsables de los efectos que disfrutamos cuando usamos flores secas o extractos de marihuana.
Analicemos el impacto tan poderoso que estas pequeñas estructuras vegetales tienen en el cannabis.
En términos botánicos, los tricomas son protuberancias en forma de pelos o escamas sobre la superficie de las células epidérmicas de ciertos microorganismos, algas y especies vegetales. Muchos tricomas, incluidos los tricomas de la marihuana, son “glandulares”, lo que significa que secretan aceites y otras sustancias naturales.
Cuando miras los cogollos de cannabis a simple vista, los tricomas son las motas claras, blancas o ámbar en el exterior de las flores y las hojas que parecen polvorientas o relucientes, resultando pegajosos al tacto cuando se manipulan.
En la naturaleza, los tricomas existen en muchas formas y tamaños, pero hay tres que aparecen en las plantas de cannabis:
Los tricomas bulbosos son los más pequeños (10-30 micrómetros de ancho) y aparecen en la superficie de toda la planta. Son lo suficientemente pequeños como para estar compuestos solo por un puñado de células.
Los tricomas capitados sésiles (que no tiene pedúnculo) son un poco más grandes (de 25-100 micrómetros) y contienen tanto una cabeza como una base muy corta. Son bastante más abundantes que los bulbosos, pero no pueden compararse con la abundancia y el tamaño de la tercera variedad.
Son los tricomas capitados pedunculados, que pueden alcanzar entre 50 y 500 micrómetros de ancho y pueden verse a simple vista o con una pequeña lupa. Son reconocibles como el icónico tricoma con forma de hongo: un tallo que sostiene una cabeza bulbosa.
Realmente su estructura consiste en un tallo compuesto por células epidérmicas e hipodérmicas que se adhiere a una gran cabeza glandular, que se mantiene unida por una capa de cutícula cerosa que actúa a modo de piel, y sirve como epicentro para la síntesis de cannabinoides, terpenos y flavonoides.
Los tricomas son protuberancias en forma de pelos o escamas sobre la superficie de las células epidérmicas de ciertos microorganismos, algas y especies vegetales.
Los tricomas actúan como pequeñas fábricas que producen y almacenan los compuestos que le dan al cannabis su potencia, aroma y sabor. Cuantos más tricomas se conserven en las plantas, mayores serán los efectos cuando se cosechen, procesen y almacenen.
La síntesis de cannabinoides comienza con la floración y los tricomas aparecen. En este punto, las células dentro de la cabeza de la glándula comienzan a metabolizarse a través de biosíntesis y formar precursores de lo que se convertirán en cannabinoides, terpenos y flavonoides. Lo hacen mediante enzimas que catalizan una serie de reacciones químicas para producir moléculas complejas a partir de moléculas más simples.
La velocidad y la concentración con la que una planta produce tricomas dependerá tanto de la genética como de factores ambientales, ya que variables como la luz ultravioleta afectan en gran medida la síntesis de cannabinoides dentro de la cabeza del tricoma.
Los tricomas benefician a la planta de muchas formas, ya que son la primera línea de defensa contra una serie de amenazas ambientales externas. Durante la etapa de floración, las plantas de cannabis son muy atractivas para muchos insectos y animales. Los tricomas producen cannabinoides y terpenos cuyo sabor amargo y aroma picante sirven para disuadirlos.
También crean una barrera física para proteger las plantas de los fuertes vientos, de la baja humedad e incluso de algunos tipos de hongos. Además ofrecen un grado de protección contra el sol al bloquear o reflejar los rayos ultravioleta potencialmente dañinos.
El cannabis es una planta particularmente resistente que se puede cultivar al aire libre en una gran variedad de condiciones adversas. Y los tricomas contribuyen en gran medida a su éxito en la naturaleza.
El ciclo de vida de un tricoma corre en gran medida paralelo al de la planta, siendo valiosos indicadores del momento de la cosecha.
La síntesis de los cannabinoides comienza en la planta con el CBGa, el precursor ácido mediante el cual se crean todos los demás fitocannabinoides. A continuación, el CBGa se transforma en THCa, CBDa o CBCa a través de enzimas específicas.
Los cannabinoides son cambiantes por naturaleza y continúan transformándose cuando se exponen a la luz o la temperatura. Así que el color del tricoma está relacionado con la etapa de maduración de la planta.
Un exceso de maduración con exposición prolongada a la luz hace que el THCa omita la conversión a THC por completo y se convierta en CBNa. Mientras que el THC tiene un efecto eufórico y cerebral, el cannabinol (CBN) presenta propiedades físicas sedantes, dando como resultado una marihuana más narcótica.
El tamizado es una de las formas más sencillas de recolectar estas glándulas para el consumo.
El más simple es el que se realiza en seco, un proceso común en países como Marruecos o Afganistán, que consiste en frotar el material vegetal seco sobre una malla fina. El tamaño de las aberturas en el tamiz determina el tamaño de las glándulas y la cantidad de material vegetal residual que pasará.
Por otro lado, el método conocido como ice-o-lator, ‘bubble hash’ o ‘water hash’ utiliza la extracción con hielo para realizar la misma tarea, sumergiendo el material vegetal en agua helada y luego agitando para liberar los tricomas, que se recogen en bolsas filtrantes.
Los tricomas son liposolubles, no se disuelven en agua; y el hielo se añade a la mezcla para facilitar que los tricomas se desprendan de la materia vegetal conservando su consistencia.
En última instancia, ninguna de estas técnicas es mejor que la otra en todos los ámbitos. Ambas tienen sus fortalezas y debilidades a considerar.
El ciclo de vida de un tricoma corre en gran medida paralelo al de la planta, siendo valiosos indicadores del momento de la cosecha.
La importancia del curado y el almacenamiento de tricomas no es tan diferente de lo que sería para las flores, pues en condiciones ideales, conservará su sabor y suavidad y mejorará su potencia.
Hay que tener en cuenta que los tricomas son vulnerables al calor, la alta humedad y, sobre todo, a la exposición a la luz solar, ya que a la radiación ultravioleta (UV) provoca inestabilidad química y el colapso de las sustancias activas.
En el caso de las extracciones en seco, al igual que ocurre con los cogollos, la mejor forma de curar y almacenar es en frascos herméticos en un lugar seco, oscuro y con temperaturas suaves.
En el caso de las extracciones en húmedo, almacenarlas inmediatamente en un ambiente oscuro y cerrado puede provocar hongos. Para evitarlo, es fundamental dejar secar al menos una semana el material desgranado sobre una superficie o en un espacio en el no acumule polvo ni reciba luz.
El proceso de secado y curado no es lo mismo que el almacenamiento, pero se comunican entre sí para llevarte al final de un trabajo bien hecho. Así que no dejes que tu extracción de tricomas se seque demasiado o se cure en malas condiciones si quieres obtener un material de excelente calidad. No dejes de consultar nuestro artículo sobre cómo secar marihuana correctamente.