Entre los compuestos más atractivos de la planta del cannabis se encuentran los llamados cannabinoides, unas moléculas que producen diferentes efectos y que han hecho tan famosa a esta planta milenaria.
A continuación explicamos cómo se crean estos componentes y para qué sirven.
Los llamados cannabinoides, que en realidad para ser más específicos deberíamos llamar “fitocannabinoides” (ya que son los producidos por las plantas a diferencia de los endocannabinoides, que se generan en nuestro organismo), son moléculas presentes en la composición de la planta Cannabis Sativa L., y son compuestos que se caracterizan por tener 21 átomos de carbono.
Se ha descubierto que la marihuana produce más de cien cannabinoides, sin embargo, se consideran principales los siguientes:
Entre ellos, los que se encuentran en mayor cantidad son el THC y el CBD.
Cuando consumimos cannabis, estas moléculas son las responsables de que tengamos efectos psicoactivos y también terapéuticos.
Por ello, hoy en día se realizan numerosos estudios científicos destinados a descubrir el potencial terapéutico de los cannabinoides.
Más allá de los beneficios que nosotros podamos obtener de los cannabinoides, estos también son útiles para la marihuana y, en realidad, este es el motivo por el que la planta los produce en primer lugar.
La razón por la que el cannabis produce cannabinoides es sencilla: por supervivencia. Esta controvertida planta se ha adaptado con éxito a diversos climas, desde húmedos y tropicales hasta áridos y secos; y una de las claves de esta adaptación al medio han sido los cannabinoides. Estos compuestos juegan un papel fundamental en la defensa de la planta frente a las amenazas de la naturaleza:
El cannabinoide principal del cannabis, el THCa, sirve para ahuyentar a posibles plagas de insectos y previene de este modo que la planta sea atacada. Además, este cannabinoide actúa como antimicrobiano y de este modo la mantiene sana y libre de posibles enfermedades.
Además, hay estudios que apuntan a que el THC protege a la planta de los efectos de los rayos ultravioleta. Este tipo de defensa es muy útil para el cannabis pues recordemos que para su correcto desarrollo, la planta necesita una gran exposición a la luz solar (o a la luz de los focos en cultivos de interior).
Los cannabinoides son sintetizados y acumulados en los llamados “tricomas” de la planta, que se encuentran en mayor concentración en las flores, es decir, en sus cogollos.
En estas estructuras, aparte de formarse y almacenarse los cannabinoides, también se encuentran los terpenos, las moléculas responsables del aroma y el sabor del cannabis.
Juntos, forman una sustancia pegajosa que emite un poderoso olor y que llamamos comúnmente “resina”.
El proceso de formación del THC no es sencillo, sino que abarca una serie de combinaciones moleculares que desencadenan su síntesis.
Todo comienza con dos compuestos químicos, el ácido olivetólico y el pirofosfato de geranilo, que al combinarse se convierten en CBGA y CBGVA. Parte del CBGA (que es la forma ácida del cannabinoide que conocemos como CBG), se sintetiza más tarde convirtiéndose en THCA, la forma ácida del THC.
Te estarás preguntando…¿Qué es el THCA? Y es que decir que la planta de cannabis produce THC no es del todo acertado, pues como acabamos de mencionar, en los tricomas lo que se crea es THCA.
Para que este se transforme en THC y provoque un efecto psicoactivo debe pasar por el proceso de descarboxilación, es decir, ser expuesto a calor u oxidación.
Esto significa que si consumiéramos las cogollos de marihuana frescos sin haberlos secado ni aplicarles ningún tipo de calor, no nos producirían ningún tipo de efecto psicoactivo. Respecto a esto, nuestro artículo sobre cómo secar marihuana te interesa.
Tal y cómo hemos comentado más arriba, la producción de cannabinoides viene dada por la adaptación de la marihuana al medio. Si bien es cierto que los orígenes de esta planta se sitúan en la cordillera del Himalaya, gracias a los humanos, esta planta se diseminó por todo el planeta cientos de años atrás.
Debido a esta necesaria aclimatación, la planta del cannabis adoptó características morfológicas y genéticas diferentes; las plantas que debían sobrevivir en medios húmedos y tropicales se convirtieron en lo que hoy en día entendemos por Sativas; y las que tuvieron que hacerlo en medios áridos y secos a elevadas altitudes se transformaron en Índicas.
La producción de cannabinoides va relacionada también en función de las necesidades de adaptación de la planta al medio, así como de las condiciones de cultivo. Es por ello que las diferentes variedades de marihuana producen perfiles de cannabinoides distintos, e incluso dos fenotipos que pertenezcan a la misma genética pueden producir niveles de cannabinoides ligeramente distintos en su composición.
Cada planta es única y crece bajo unas condiciones determinadas, si bien es cierto que la estabilización de una genética a través de procesos de breeding provoca una mayor homogeneidad entre los individuos, y esto se refleja también en su producción de cannabinoides.
Aunque todavía queda mucha investigación científica por realizar para que conozcamos todas las propiedades y el potencial de los cannabinoides, hoy en día ya contamos con bastante conocimiento sobre estas moléculas.
A continuación, un pequeño resumen de los datos principales que debes conocer acerca de los cannabinoides:
Todavía queda mucho por descubrir sobre estos interesantes compuestos que han hecho famosa a la planta de cannabis. Aunque el marco legal ha limitado la investigación científica en este sentido, poco a poco, y a medida que avanzamos hacia la regulación, se va ampliando el conocimiento sobre los cannabinoides.
Estamos convencidos de que en el futuro, gracias a ello, podremos aprovechar todo su potencial.