A pesar de que la cultura del cannabis está muy extendida en España, muchos consumidores, así como las personas que visitan este país, tienen una idea bastante difusa sobre el estado legal de la marihuana.
¿Los clubes de cannabis son ‘coffee shops’? ¿Se puede fumar en la calle? ¿Cuántas plantas se pueden cultivar?
Dada la situación multifacética de la regulación de la marihuana en España, existen muchas contradicciones legales que no hacen sino aumentar las dudas de los usuarios.
En un plano general, la compra, venta, posesión y consumo de cannabis en lugares públicos está prohibida. No obstante, la legislación es más tolerante con el espacio privado de los ciudadanos.
También se autoriza a las personas a asociarse en diversas agrupaciones de intereses por el consumo de cannabis. Por lo tanto, a pesar de la falta de leyes que permitan directamente consumir marihuana, hay situaciones en las que su uso se vuelve legal.
Además, España está dividida en diferentes comunidades autónomas que pueden adoptar leyes diferentes. Por ejemplo, las leyes de Cataluña relativas al cannabis son diferentes a las de la mayoría de comunidades. De hecho, en 2017, el gobierno catalán legalizó el consumo, cultivo y distribución de cannabis para los miembros de los clubes autorizados.
Por tanto, en ciudades como Barcelona puedes convertirte en miembro de un club de cannabis (no es exactamente lo mismo que un ‘coffee shop’) y puedes consumir marihuana en ese local. Sin embargo, a pesar de que se considera que no es ilegal, tampoco es exactamente legal.
En España no hay ninguna ley concreta que regule la producción o el consumo del CBD, por lo que la sustancia está sujeta a la interpretación de los convenios internacionales. Al ser una sustancia que no está fiscalizada, el cannabis con CBD es legal en España siempre que no contenga más del 0,2% de THC.
Sin embargo, el CBD aún no se ha registrado como un complemento alimenticio en la lista de la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS) que establece los productos permitidos para el consumo humano, por lo que es ilegal venderlo para este fin.
Lo que sí se puede utilizar de manera legal es como un producto cosmético “solo para uso externo”, un requisito de etiquetado necesario para que un producto de CBD se registre legalmente y se venda en España.
Sin embargo, gracias a la regulación del libre comercio de la Unión Europea (en inglés), los productos destinados al consumo humano ricos en CBD pueden comercializarse siempre que se importen desde un país de la UE en el cual su uso como alimento esté autorizado y su venta sea legal.
En 2015, un cambio en la Ley de Protección de la Seguridad Ciudadana despenalizó el cultivo de cannabis en lugares privados, siempre que esté fuera de la vista del público y sea destinado al consumo propio o compartido. También se despenalizó fumar cannabis en un espacio privado cerrado.
A menudo surge la pregunta de cuánta marihuana se puede cultivar en casa. Actualmente ninguna ley especifica el número exacto de plantas que puedes cultivar para uso personal de autoconsumo, pero si te sorprenden con un número significativo entonces podrían acusarte de tráfico de drogas.
Precisamente la falta de regulación en relación con el número de plantas que se puede cultivar, junto con la ley que permitía el ‘autoconsumo’ en lugares privados, ha llevado al auge de los clubes sociales de cannabis españoles, donde la marihuana se produce colectivamente y se distribuye a los miembros para su uso personal.
De esta forma, el cannabis funciona de manera muy similar a lo que ocurre en Amsterdam, donde el cannabis que se vende en los clubes sociales se puede comprar legalmente, pero se produce de manera ilegal, en instalaciones que tienen tanto riesgo como cualquier otro cultivo fuera de la ley.
Según la legislación española, vender e importar cualquier cantidad de cannabis es ilegal y constituye un delito de tráfico de drogas punible con pena de prisión que puede ir de 1 a 3 años, pero con sanciones que se determinan en función de la naturaleza del delito.
Además, adquirir, llevar encima o consumir marihuana, así como aquello que es el hachís y similares, en lugares públicos es un delito, pero menor. En este caso, la sanción será una multa desde los 601 € a 30.000 € y el decomiso de la sustancia.
Si bien el consumo público de marihuana en España es técnicamente ilegal, comprar y consumir en un club de cannabis español es una excepción, en un contexto de teórica impunidad que resulta de aplicar una doctrina de cultivo compartido.
Actualmente existen cerca de un millar de clubes de cannabis en España, aunque es difícil determinar su número exacto. Se han definido varios criterios que estos clubes deben cumplir para no caer bajo las leyes relacionadas con el tráfico de drogas.
De hecho, el Tribunal Supremo español establece en su jurisprudencia que cualquier «cultivo y distribución de cannabis organizado, institucionalizado y persistente entre una asociación abierta a nuevos miembros se considera tráfico de drogas», lo que ha permitido iniciar (y continuar) procesos penales contra distintos clubes de cannabis (en inglés), aunque la gran mayoría de ellos resultan en absoluciones o suspensión del proceso.
Se trata de asociaciones de consumidores donde, teóricamente, se cultiva marihuana de forma colectiva y luego se distribuye a los asociados. Los miembros deben pagar una cuota, que se utiliza para el mantenimiento del club y del cultivo, a cambio de un lugar para conseguir y fumar cannabis.
Suelen estar ubicados en espacios muy diversos y siguen unas estrictas regulaciones para no tropezar con el Código Penal, como que deben estar registrados en la lista regional de asociaciones, deben esforzarse por reducir el daño asociado con el consumo de cannabis y, lo más importante, tienen que operar sin ánimo de lucro.
Este último requisito es precisamente uno de los que no están bien regulados, ya que a efectos prácticos muchas de estas asociaciones operan con un gran beneficio. La falta de una normativa regulatoria clara en esta industria permite que, a la postre, muchos negocios se muevan en zonas grises de la actividad económica.
El control por parte de las administraciones provoca que los clubes de cannabis tengan que aplicar severas restricciones en su funcionamiento, como por ejemplo:
Se puede entrar un club de este tipo solo como miembro registrado. Normalmente la membresía solo se otorga con una invitación proporcionada por otro miembro de la asociación, que pueda garantizar que el candidato es consumidor de marihuana.
El procedimiento de registro es relativamente simple y basta con rellenar un formulario de solicitud, donde se establezca, entre otros aspectos, la cantidad de marihuana que consumes aproximadamente al mes. Solo después de eso, recibirás el carnet de socio que tendrás que presentar al entrar en el club.
Y recuerda que teóricamente también debes tener un NIE (Número de Identidad de Extranjero) o un DNI (Documento Nacional de Identidad) para poder unirte a un club de cannabis.
En España no hay distinción legal entre la marihuana para uso recreativo y para uso medicinal. Y ni el actual presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ni ninguno de sus antecesores han mostrado la menor inclinación por regular el cannabis. Por eso el trabajo político se ha centrado en las autonomías, donde están en marcha varios procesos de regulación.
Así, la actitud hacia los clubes de cannabis, la legalización de la marihuana y la despenalización varía entre las comunidades autónomas. Y todo en el marco de una normativa existente que es ambigua, poco clara y se presta a varias interpretaciones.
España es un país progresista en la despenalización del consumo o el cultivo personal de cannabis, y parece probable que la legalización de la marihuana suceda en un futuro próximo, sobre todo porque muchos otros países de la UE ya han dado el paso.
Pero a diferencia de otras naciones, la situación actual del cannabis en España no es el resultado de ninguna iniciativa legislativa concreta, sino de una constante prueba y error de los límites de la legislación existente, lo que todavía provoca muchos problemas a los consumidores de marihuana.