Si buscas los conceptos básicos para tu primer cultivo interior como principiante o te estás preguntando cómo cultivar de marihuana en interior, aquí te mostramos las herramientas y la información necesaria sobre cómo hacerlo de forma eficaz. Todo lo que necesitas es un espacio pequeño y discreto; y un poco de presupuesto para comenzar con la producción de cannabis en interior.
Cultivar marihuana en interior es una experiencia fascinante y enriquecedora porque, aunque requiere más recursos que cultivar al aire libre, tienes un control total sobre todos los parámetros que las plantas necesitan para desarrollarse.
Además puedes regular la duración de los periodos de crecimiento y floración, lo que permite realizar varias cosechas en cualquier época del año, obteniendo rendimientos consistentes en todo momento. También tu cultivo estará oculto a vecinos, curiosos o posibles ladrones, al crecer las plantas discretamente en un espacio cerrado.
Así que, a continuación, os mostramos una lista de aspectos generales a considerar y el equipo básico sobre cultivo de interior para principiantes.
Las plantas de cannabis pueden ser masculinas o femeninas (o marihuana hermafrodita). Las plantas femeninas producen flores femeninas o “cogollos” y, para producir semillas, necesitan ser polinizadas por una planta masculina.
Cuando las hembras se ven privadas del polen de los machos, producen cogollos más grandes y gruesos sin semillas. Estas inflorescencias (racimos de flores pequeñas) contienen la mayor concentración de cannabinoides de la planta.
Cultivar semillas de cannabis regulares puede producir plantas hembra o macho. Pero muchos cultivadores compran semillas de cannabis feminizadas para segurarse que solo obtendrán plantas femeninas, lo que evita desperdiciar tiempo y esfuerzos al esperar hasta que una planta regular muestre su sexo.
El cannabis es una planta anual, su período de floración está determinado por las estaciones y cuando finaliza el ciclo, la planta muere. Por tanto, su desarrollo está supeditado al fotoperiodo, es decir, a los cambios de duración en los periodos de luz y oscuridad.
En el exterior, las plantas de cannabis brotan en primavera y crecen hasta el verano, cuando comienzan a florecer según los días empiezan a acortarse. Cuando se acerca el otoño, dejan de crecer y desarrollan cogollos gordos y resinosos, en un intento de obtener el mayor éxito en la polinización.
Para replicar este proceso en interior, los cultivadores acortan artificialmente el período de luz generalmente de 18 horas de luz y 6 horas de oscuridad (18/6) a 12 horas de luz y 12 horas de oscuridad (12/12). Si la planta continúa viviendo bajo un régimen de luz de 18/6 horas, permanecerá en la etapa vegetativa y no comenzará a florecer.
Y es aquí donde entra en juego otro tipo de semillas: las autoflorecientes, que producen plantas femeninas que no necesitan condiciones fotoperiódicas para pasar de la etapa vegetativa a la etapa de floración. Están diseñadas para comenzar a florecer en un período de tiempo determinado, a pesar de las condiciones ambientales y los estímulos lumínicos.
Pero antes de germinar la semilla, lo primero que necesitarás es un lugar para hacer crecer tus plantas. No es necesario un espacio particularmente grande: basta con un armario de cultivo, una habitación pequeña o incluso un área designada en un cuarto libre.
Es una buena idea comenzar con algo pequeño, porque cuanto más pequeño es el cultivo, menos costoso es instalarlo y los errores serán más fáciles de subsanar.
También necesitarás un extractor de aire, aparatos de climatización o un filtro de carbón activado para renovar el aire, reducir el calor y eliminar los olores. Un ventilador mantendrá el aire en movimiento y evitará que se estanque. Un termómetro/higrómetro también es imprescindible, así como un medidor de Ph.
Uno de los elementos capitales de todo cultivo es la iluminación artificial. Existe iluminación HID (descarga de alta intensidad), sistemas HPS (sodio de alta presión) o MH (haluro metálico) con balastros, lámparas y reflectores. Si el calor de estas luces es un problema, también existen sistemas LED (diodos emisores de luz) y CFL (fluorescentes compactos).
Asegúrate de obtener una luz que cubra el espacio de cultivo y a una altura que se pueda regular para adaptarla a las distintas fases; e invierte en un temporizador decente para controlar cuándo se enciende y apaga la luz.
Durante la etapa vegetativa, a la planta le crecerán hojas y ramas, pero no flores. Cuando estés listo para comenzar la etapa de floración, cambia a un ciclo de luz 12/12. Asegúrate de nunca interrumpir el período de oscuridad con luz, pues las plantas de cannabis necesitan su “tiempo de descanso” y esto podría estresarlas.
Una suposición común entre los principiantes es que cuanto más riegues, mejor. Pero la frecuencia de riego y la cantidad están determinadas por algunas cosas obvias, como el tamaño de la planta o su etapa de desarrollo.
Por tanto, no existe una ciencia exacta para decidir cuánta agua dar y con qué frecuencia.
Las raíces de marihuana prefieren un ciclo húmedo/seco para crecer, así que levanta las macetas y por su peso tendrás una mejor idea de si necesitan riego o no.
Un error común de los cultivadores novatos es regar las plantas en exceso, lo que puede resultar perjudicial para su productividad y, potencialmente, atrofiarlas o matarlas.
Siempre que el espacio sea limitado, se debe aprovechar al máximo cada centímetro. Esto significa elegir entre cultivar variedades de dominancia índica, más compactas, o planificar el uso de técnicas de poda y enrejado si se cultivan sativas, que tienden a estirarse más.
También será imprescindible elegir el medio de cultivo adecuado, que es el que proporciona apoyo físico a la planta, permite la respiración de las raíces y retiene el agua o los nutrientes disponibles para que crezca de forma estable y saludable.
El sustrato es el medio más tradicional para cultivar marihuana en interiores, así como el más indulgente. Debe tener el equilibrio adecuado entre sólidos (materia orgánica e inorgánica) y espacios vacíos, por donde fluirá el aire y el agua para mantener las raíces sanas. Para evitar la compactación del suelo, debes agregar materiales como perlita, vermiculita o fibra de coco.
Cultivar cannabis sin tierra también es posible y es uno de los métodos más productivos, pero requiere una mayor inversión de tiempo y dinero. Se denomina hidroponía y las raíces de las plantas se exponen a una solución de agua infundida con nutrientes o nebulizada por aire, sobre un medio inerte como perlita, guijarros de arcilla o lana de roca.
Además de estos aspectos, para tener éxito en un cultivo habrá que monitorizar una serie de parámetros importantes:
Son dos factores fundamentales, por lo que deberás asegurarte de que se mantengan dentro de un rango cómodo para tus plantas. En su mayor parte, la marihuana prefiere estas temperaturas cuando están las luces encendidas:
Como norma general, la diferencia de temperatura entre los periodos de iluminación y oscuridad no debe estar por encima de los 10 °C para evitar estresar a la planta.
Si estás cultivando en sustrato, no necesitarás agregar nutrientes cada vez que riegues (a no ser que estés utilizando un medio hidropónico): puedes usar una mezcla de tierra estándar y luego complementar con nutrientes líquidos, que vienen en formulaciones para periodos vegetativos o de floración.
Antes de regar, verifica el pH del agua para controlar su acidez. Si está cultivando en tierra, intenta mantener el pH entre 6 y 7, con un punto óptimo entre 6,2 y 6,5. Si estás cultivando hidropónicamente, de 5,5 a 6,5 es un rango apropiado con el punto óptimo de 5,8 a 6,0.
Hay que evitar sobrealimentar las plantas a toda costa, ya que siempre es más fácil añadir más nutrientes que eliminarlos. El primer signo de plantas sobrealimentadas son las puntas de las hojas quemadas y curvadas en forma de garra.
Las plantas requieren aire fresco para desarrollarse, por lo que necesitarás una corriente constante que fluya a través del cuarto de cultivo. Esto se logra colocando un extractor en la parte superior del espacio para succionar el aire caliente y un intractor en el lado opuesto cerca del suelo para que entre aire frío.
También es una buena idea tener ventiladores oscilantes para proporcionar una brisa constante, ya que fortalecerá los tallos de las plantas, haciéndolas más fuertes y saludables.
La circulación de aire adecuada ayudará a mantener la temperatura y la humedad; y también reducirá el olor, al expulsarlo fuera de la sala a través de un filtro de carbón activado (recomendado), evitando problemas de olores a los vecinos.
El CO2 es un elemento fundamental para el proceso de fotosíntesis. Por ello, si se incrementa el nivel de CO2 presente en el aire, se verán acelerados los procesos de metabolización, lo que se verá traducido en un mayor rendimiento.
Sin embargo, el uso de este tipo de técnicas no está al alcance de cualquiera. Por ello, para introducir en el cultivo un sistema de aporte de CO2 es necesario contar con un nivel avanzado.
Por último, ¿Cuáles son los 5 consejos imprescindibles que todo cultivador principiante debe saber?
Cultivar marihuana en interior es una experiencia maravillosa. Aprendes mucho sobre la botánica del cannabis y además es un excelente proceso de crecimiento personal.
No hay duda de que existe una pequeña curva de aprendizaje, por lo que cometerás una buena cantidad de errores al principio. Sin embargo, confía en nosotros cuando decimos que, al final, tu esfuerzo valdrá la pena. Esperamos que esta pequeña guía de cultivo de interior para principiantes te haya servido.
Y recuerda que el cannabis autofloreciente puede ser la mejor opción para los cultivadores principiantes, porque no tienen que preocuparse por adivinar si la planta es macho o hembra, por convertir planta macho en hembra, o cuándo cambiar el fotoperiodo, haciendo de su cultivo una tarea más rápida y sencilla.
Disponemos en nuestro catálogo de Seedstockers de una fantástica selección de semillas automáticas con las que afrontar tu primer cultivo con todas las garantías de éxito.