La clonación es el proceso de hacer una “copia” más pequeña de una planta de marihuana específica, para obtener ejemplares que crecerán de la misma manera y producirán cogollos con características similares.
Se trata de una forma sencilla y rentable de cultivar cannabis en comparación con otros métodos, que además permite mantener intacta una genética.
¿Quieres saber más para iniciarte en este método de propagación? Aquí te contamos todo al respecto.
Las plantas de cannabis pueden reproducirse sexual y asexualmente. En la reproducción sexual dos plantas parentales se cruzan en el proceso llamado polinización, después del cual la planta hembra produce brotes que contienen semillas. Si se plantan las semillas, cada nueva planta que “nace” de esta manera tiene características únicas.
Con la reproducción asexual, no es necesario semillas, solo una planta de cannabis adulta, generalmente llamada planta madre, de la que se corta un esqueje que se planta en un medio de enraizamiento y se ayuda a que se convierta en otra planta joven. Se llama clonación, porque la planta “nacida” de esta manera será una réplica exacta de su madre.
Esto es muy interesante cuando se quiere perpetuar una genética con unas características definidas. Si tienes una planta de marihuana que te guste, ya sea por su apariencia, olor, efectos u otra cosa, puedes coger clones de ella y volver a cultivarla.
Además, cultivar marihuana a partir de un clon ahorrará tiempo; aunque los esquejes necesitan días para enraizar, no es necesario germinar semillas, lo que reducirá aproximadamente un mes del proceso de cultivo.
Los clones también garantizan que todas las plantas sean hembras, por lo que no se pierde tiempo o espacio sexando plantas, como explicamos en otro post sobre convertir planta macho en hembra, ni descartando machos.
Una planta madre es cualquier planta de cannabis de la que se obtiene un clon. Como la genética es idéntica entre una madre y un clon, es importante elegir una buena planta como madre, buscando cualidades como crecimiento vigoroso, grandes rendimientos, aromas y sabores particulares o resistencia a plagas y enfermedades.
Los clones también crecerán al mismo ritmo que la madre para conseguir un producto de calidad similar, lo que le permitirá marcar su proceso, homogeneizar las plantaciones en tamaño y realmente saber cómo cultivar esa planta de marihuana en particular.
La clonación de cannabis es relativamente fácil y solo requiere tener en cuenta algunos parámetros clave.
Asegúrate de trabajar en un ambiente esteril. Recuerda usar guantes y desinfectar el instrumental después de cada uso.
Los medios de enraizamiento incluyen cubos o bloques de lana de roca, pastillas de turba deshidratada u otros equivalentes, ya que se busca una buena aireación y retención de humedad. También es necesaria una bandeja y una cúpula; e incluso una alfombrilla térmica para lograr una temperatura constante.
Otro método es utilizar un propagador automático que reduce la cantidad de trabajo necesario. Usando aeroponía, estas máquinas rocían la parte inferior de los esquejes con agua nutritiva para facilitar el crecimiento de las raíces.
Cualquiera que sea el método elegido, hay que asegurarse que los clones reciban muchas horas de luz, preferiblemente que se corresponda a la de la fase de crecimiento (18 horas de luz por 6 horas de oscuridad).
Los esquejes pueden enraizar con una lámpara HPS muy alejada del mini invernadero; no obstante es preferible el uso de neones fluorescentes o una lámpara CFL.
Al seleccionar una planta madre, elige plantas que estén sanas, robustas y que tengan al menos dos meses de ciclo vegetativo. Busca ramas que sean resistentes con al menos dos-tres nudos en el corte final, teniendo en cuenta que la punta de las ramificaciones más antiguas es la parte que enraíza con mayor facilidad.
Toma un esqueje de 10-15 cm cortando por encima de un nudo de la planta madre. Luego, con una cuchilla, corta debajo del nudo inferior del corte en un ángulo de 45° con respecto a la rama, para lograr un mayor superficie para el crecimiento de las raíces.
Algunos cultivadores utilizan la cuchilla para raspar las capas externas de la corteza y exponer el tallo interno del que crecen las nuevas raíces. Una vez cortados, los clones se pueden depositar en un recipiente con un poco de agua.
Retira las hojas innecesarias hacia la parte inferior y corta las puntas de las hojas restantes en horizontal (50% de su tamaño). Esto reduce la transpiración/deshidratación, ayudando a los clones a no secarse.
Coloca el esqueje inmediatamente en hormonas de enraizamiento, introduciendo el tallo 2-3 cm. Suelen estar fabricadas con extractos vegetales que contienen cierta concentración de auxinas (hormonas que aceleran el crecimiento).
Luego, introdúcelo en un cubo de enraizamiento que previamente has humedecido, enterrando la base del tallo unos 4 cm, con por lo menos un nudo bajo el sustrato. Coloca finalmente la tapa de la bandeja para conseguir un nivel de humedad cercano a un 90-95%.
Revisa los clones diariamente para asegurarte de que tengan una humedad cercana al 80-85% durante la siguiente semana; y no debe de bajar de un 70-75%. Para aumentar la humedad, puedes rociar agua sobre las hojas.
La temperatura deberá estar estable entre 24 y 28ºC, lo que incrementa las posibilidades de éxito. Si el espacio de cultivo es demasiado frío, habrá que utilizar la alfombrilla calentadora.
Es necesario quitar la cubierta del mini invernadero una vez al día, durante unos minutos como mínimo, para ventilar. De lo contrario podría aparecer moho por falta de renovación del aire.
Las plantas madre siempre deben estar en etapa vegetativa a medida que se cortan los clones. Es importante no cortar esquejes de una planta en flor; esto puede hacer que el clon se convierta en marihuana hermafrodita.
La mayoría de los clones estarán listos para trasplantar en 2-3 semanas, pero algunos se desarraigan más rápido y otros menos. Sabrás que están listos cuando las raíces blancas sean visibles sobresaliendo del cubo de enraizamiento.
Para trasplantar primero llena de tierra las macetas y riega abundantemente. Una vez que el agua haya drenado, excava un hoyo con profundidad suficiente para enterrar todas las raíces. Coloca el clon en el agujero y cúbrelo suavemente con tierra.
Para finalizar, algunas preguntas que todo principiante puede hacerse:
Es posible, pero el resultado será deficiente. La ventana para obtener un esqueje de una auto es muy cercana al momento en que la planta debería comenzar a florecer, por lo que obtendrás plantas pequeñas sin raíces que intentarán producir cogollos.
En teoría puedes hacer clones también en floración, aunque debes esperar un crecimiento débil y de aspecto extraño, pues tendrás que devolver al clon a la fase vegetativa ajustando el ciclo de luz, lo que expone a la planta a un estrés innecesario.
No requieren cantidades notables de luz hasta que hayan enraizado. Por lo tanto, la mejor luz es aquella que se puede colocar alejada. Para que la planta acceda a más luz, el clon sabrá que necesita crecer, lo que requiere desarrollar raíces.
No es necesario, pero esto alienta a la planta a detener la fotosíntesis y casi apagarse. Así es como las células de la raíz pueden formarse en las condiciones oscuras y húmedas del cubo de enraizamiento.
Incluso cuando se toma un clon de un clon de forma continua, cada clon posterior debe tener exactamente el mismo potencial genético que el primero. El perfil genético de una planta madre no se degrada con el tiempo, por lo que no existe un límite de veces para clonar.