Seguro que alguna vez has escuchado esta máxima cuando se habla de cannabis: las variedades sativas tienen efectos vigorizantes que te permitirán estar activo durante el día, mientras que las índicas te mandarán al sofá cuando desees relajarte y descansar por la noche.
Sin embargo, esta clasificación indica/sativa es demasiado simplista para determinar los efectos de una variedad de marihuana, por lo que existen mejores maneras para predecirlos.
Hay que partir de la base que es difícil predecir los efectos que el cannabis puede tener en una persona específica porque cada individuo y cada experiencia son diferentes. Incluso si el mismo individuo fuma la misma variedad exacta en dos momentos distintos, puede afectarte de manera diferente.
Los investigadores se inclinan por la teoría (en inglés) de que las diferencias entre las respuestas individuales a la marihuana probablemente se deban a la genética de cada persona, ya que eso puede determinar cómo algunas partes del cerebro son más sensibles que otras.
Sin embargo, existen otros factores que afectan a lo que te hace la marihuana, como pueden ser la forma de consumo, la dosificación, la tolerancia al cannabis, la edad, altura, peso y salud general, el uso concurrente de marihuana con otras sustancias, o incluso las expectativas personales.
A la hora de elegir una variedad de marihuana, muchos guían su decisión con tres palabras: indica, sativa e híbrido.
El conocimiento popular nos ha entrenado para asociar las sativas con energía, las índicas con relajación y los híbridos con algún punto intermedio entre ambas. Pero la mayoría de nosotros sabemos que este patrón no siempre es cierto.
Cada vez más consumidores suscriben la creencia de que los terpenos son los que determinan el efecto sedante o estimulante, jugando un papel clave en su diferenciación.
Por ejemplo, se cree que el mirceno produce efectos sedantes.
Otros terpenos como el pineno (que huele a pino) ofrecen efectos estimulantes. Pero se debe enfatizar que la eficacia teórica de un terpeno individual se confunde por el hecho de que generalmente se consume junto a otros terpenos y cannabinoides.
El conocimiento popular nos ha entrenado para asociar las sativas con energía, las índicas con relajación y los híbridos con algún punto intermedio entre ambas. Pero la mayoría de nosotros sabemos que este patrón no siempre es cierto.
Esta sinergia se aborda por la teoría del efecto séquito (en inglés), que explica cómo los cannabinoides y los terpenos se entremezclan para modificar los efectos entre sí y, en esencia, crear una eficacia general más equilibrada.
Y esa es la razón por la que los terpenos se han revelado como una pieza fundamental del rompecabezas para comprender los efectos del cannabis.
Porque al igual que una orquesta, cada instrumento individual contribuye a la experiencia general de la pieza musical. El THC puede ser el violonchelista y el CBD el violín solista, pero cada instrumento, cada molécula cannabinoide diferente, cada terpeno, contribuye a la experiencia general.
Fumar es el método de administración más popular para el cannabis.
El THC se absorbe directamente a través de los pulmones, desde donde entra directamente al torrente sanguíneo y llega al cerebro en cuestión de minutos. Por eso sentimos los efectos casi de forma inmediata.
El THC se une a los receptores cannabinoides (en inglés) estimulando la liberación de dopamina en grandes cantidades, provocando sensaciones de euforia.
También altera otros receptores de neurotransmisores como GABA y serotonina (en inglés), que influyen en el estado de ánimo.
Cuáles son los efectos secundarios de fumar marihuana dependerá de qué neurotransmisores se vean afectados.
La experiencia que se obtiene de un comestible o ‘edible’ puede ser muy diferente, porque su ingesta proporciona un efecto que parece más intenso y duradero.
En este caso, el THC recorre un camino más largo, atravesando todo el sistema digestivo hasta llegar al intestino y después pasa al hígado, donde es metabolizado y convertido en un compuesto hidrolizado antes de entrar al torrente sanguíneo.
Este metabolito es el 11-hidroxi-THC, es más activo que el THC (en inglés) y atraviesa fácilmente las membranas que separan el torrente sanguíneo del tejido cerebral, de ahí su intenso efecto psicoactivo.
Sin embargo, consumir cannabis por vía oral también resulta en una menor absorción de cannabinoides, ya que no pasan al torrente sanguíneo en su totalidad, sino que solo lo hacen en cierta proporción. Durante la ingesta, esta biodisponibilidad del THC está entre el 5 y el 10% (y alrededor del 6 y 10% para el CBD), mientras que al ser inhalado este porcentaje varía del 10 al 35%.
Consumir cannabis por vía oral también resulta en una menor absorción de cannabinoides, ya que no pasan al torrente sanguíneo en su totalidad, sino que solo lo hacen en cierta proporción.
Que solo asimilemos una fracción de ambos compuestos es consecuencia de que el CBD y el THC son liposolubles, no son solubles en agua, con lo que tienden a escapar del torrente sanguíneo y difundirse rápidamente hacia los tejidos grasos, donde se acumulan. De esta manera disminuye la cantidad del compuesto que llega a los centros nerviosos donde ejercen su actividad.
Los productores comerciales y expertos en cannabinoides saben cómo sortear este obstáculo. Durante el proceso de fabricación de comestibles, los cannabinoides se encapsulan en combinaciones específicas de compuestos grasos. Estas grasas actúan como vehículos para la absorción de cannabinoides.
En teoría, esto significa que un usuario individual tiene la capacidad de absorber el 100% de los cannabinoides presentes en el producto comestible.
Dicho esto, diferentes fabricantes utilizan diferentes grasas que resultan en diferentes efectos y tasas de absorción. Algunas grasas o técnicas de encapsulación pueden aumentar solo parcialmente la biodisponibilidad. Por esta razón, puede ser difícil comparar un comestible de 100 mg con otro comestible de 100 mg fabricado por una empresa diferente.
Cuando se fuma, el THC llega al cerebro muy rápido y comienza a actuar. Fumar hierba hará que los niveles de THC en sangre alcancen su punto máximo dentro de media hora después de la primera inhalación. Luego, permanecerá alrededor de ese pico durante otra media hora antes de comenzar a disminuir.
Si has comido cannabis, los efectos pueden durar mucho más que fumar, dependiendo de la dosis y la rapidez con que tu cuerpo procesa el THC.
También depende de las grasas utilizadas para encapsular los cannabinoides. Puede llevar hasta 3 o 4 horas alcanzar el efecto completo de un comestible, y para algunos usuarios los efectos podrían durar hasta el día siguiente.
Cuando se fuma, el THC llega al cerebro muy rápido y comienza a actuar. Fumar hierba hará que los niveles de THC en sangre alcancen su punto máximo dentro de media hora después de la primera inhalación.
Debido a la aparición más lenta de los efectos que hemos mencionado, es posible que los usuarios no sientan ningún efecto durante la primera o las dos primeras horas y esto a veces puede ser peligroso.
Los usuarios pueden tener la tentación de comer más demasiado pronto y antes de que la dosis anterior haya tenido tiempo de afectarles adecuadamente. Por supuesto, esto puede dar lugar a efectos que son indeseablemente intensos en el momento en que se manifiestan de manera completa.
Por tanto la dosificación es vital, pues cuanto más cannabis consumas, más tiempo durarán los efectos y serán más intensos. Además hay que tener en cuenta el efecto bimodal de los cannabinoides, que a diferentes dosis pueden producir efectos totalmente contrarios.
Pero hay cosas que puedes hacer para contrarrestar los efectos no deseados.
Por ejemplo, consumir comestibles o fumar cannabis que contenga CBD junto con THC puede ayudar a aliviar algunos de estos efectos secundarios que a menudo se asocian con los altos niveles de THC cuando se usa solo, como la ansiedad, la paranoia o la percepción alterada.
Otra opción es elegir una variedad de cannabis con un alto contenido del terpeno linalol. El linalol también puede reducir los efectos negativos del THC.
La cultura popular ha extendido remedios que incluyen desde hacer ejercicio hasta tomar café o comer granos de pimienta. Sin embargo, son soluciones inconsistentes ante la verdadera manera de revertir los efectos secundarios del cannabis: estar tranquilo y pensar que solo es cuestión de tiempo que esas sensaciones desaparezcan, una vez que el THC también haya desaparecido de nuestro flujo sanguíneo.